"Casi no se puede dormir con la 'mosquitada'"

El descenso en las fumigaciones coincide con un año de intensas lluvias que deja una oleada de insectos

Dos jóvenes del Ejército Juvenil del Trabajo con la 'motomochila' de fumigación. (14ymedio)
Dos jóvenes del Ejército Juvenil del Trabajo con la 'motomochila' de fumigación. (14ymedio)
Zunilda Mata

18 de junio 2018 - 15:52

La Habana/"Antes nos quejábamos porque venían mucho y cada semana tocaban la puerta para fumigar o revisar si uno no tenía agua estancada, un vaso espiritual o algún tanque sin tapa", cuenta Diosdado, de 68 años y vecino de la barriada de La Timba, a poco metros de la Plaza de la Revolución de La Habana.

"Pero este año, desde que comenzaron las lluvias solo han pasado una vez por aquí y no terminaron de fumigar todas las casas porque se les acabó el producto", agrega. "Casi no se puede dormir con la mosquitada, porque esta zona tiene mucha vegetación y hay también muchos lugares donde se acumula la lluvia. Las familias con niños pequeños tienen que usar mosquiteros toda la noche".

Las abundantes lluvias de las últimas semanas no solo han dejado a La Habana con cientos de viviendas en riesgo de derrumbe sino también sumida en una ola de mosquitos que los vecinos temen contribuya a la propagación del zika, el chikungunya y el dengue. La fumigación, que hace unos años era intensa en esta época del año, ha disminuido a causa de la crisis que atraviesa el país.

"Hemos ido en varias ocasiones pero la respuesta es que ahora mismo hay poca existencia del producto para fumigar y que eso le cuesta mucho al país"

Hasta el verano pasado eran comunes las fumigaciones dentro y fuera de las viviendas. La imagen de vehículos que dejaban una estela de humo mientras se movían por las principales avenidas de la capital se convirtió en parte del paisaje urbano. Las inspecciones en el área residencial también se repetían varias veces al mes en busca del temido Aedes aegypti, vector de estas enfermedades.

Varios vecinos de La Timba, con una gran densidad de población y bajos recursos económicos, han visitado el cercano policlínico 19 de abril. "Hemos ido en varias ocasiones pero la respuesta es que ahora mismo hay poca existencia del producto para fumigar y que eso le cuesta mucho al país, que no tiene los recursos para hacer campañas masivas como antes", explica Diosdado.

Una fuente del centro hospitalario coincide con esta versión a 14ymedio. "El índice de infestación de esta zona supera el 0,15 y estamos priorizando las partes más afectadas pero no podemos cubrirlo todo", explica un trabajador del policlínico que prefirió el anonimato. "La pasada semana nos enviaron un poco del líquido para fumigar y lo estamos administrando donde hay más urgencia".

"Se está tratando de cubrir toda la capital de la manera más efectiva con lo poco que tenemos", precisa. "No es solo el líquido para fumigar sino también el combustible para echar a andar las motomochilas"

"En todos los municipios de la ciudad se ha detectado la presencia del mosquito Aedes aegypti", precisa la fuente. "Se está tratando de cubrir toda la capital de la manera más efectiva con lo poco que tenemos", precisa. "No es solo el líquido para fumigar sino también el combustible para echar a andar las motomochilas (como se conoce popularmente a los equipos de fumigación)".

La economía cubana sigue lastrada por la agudización de la crisis en Venezuela que ha supuesto una reducción del intercambio comercial bilateral y del suministro de petróleo a la Isla.

Los cubanos identifican la fumigación contra mosquitos con la época en que dirigía el país Fidel Castro, porque en aquellos años las campañas antivectoriales eran tan intensas que llegaban a incomodar a muchos. La gente se quejaba de que los inspectores invadían constantemente la privacidad de su hogar en busca del Aedes aegypti y de otros males asociados a la frecuente administración de insecticidas.

"Los casos de alergia y de asma se dispararon mucho en aquellos años en que se fumigaba constantemente", recuerdo Yander, un enfermero que trabajó por una década en el Cuerpo de Guardia de un hospital en Centro Habana. "También tuvimos varios pacientes que llegaron porque habían resbalado con el líquido que quedaba en el piso de su casa tras la fumigación y uno hasta se rompió la cadera".

Sin embargo, Yander opina que "todos aquellos males eran menores si se compara con el riesgo que tenemos ahora con el dengue y el zika". El enfermero agrega que "al ver menos fumigación e inspecciones, la gente baja la guardia y tiene una menor percepción de riesgo, por eso se hace importante advertir del peligro".

Muchas familias han decidido combatir al mosquito con sus propios recursos y echan mano de pequeños aspersores de uso doméstico, sprays comprados en las tiendas de pesos convertibles que prometen acabar con todos los insectos u otras recetas más sencillas para evitar las picadas.

"Cuando nos sentamos a ver la televisión nos echamos alcohol boricado en las piernas y los brazos para espantar a los mosquitos. No es lo perfecto pero funciona", explica Maritza, una jubilada residente en la barriada del Cerro, cerca del conocido parque Manila, una zona muy afectada por la presencia de insectos.

"Cuando nos sentamos a ver la televisión nos echamos alcohol boricado en las piernas y los brazos para espantar a los mosquitos. No es lo perfecto pero funciona"

Los pedidos de inciensos, lociones y otros productos repelentes ha aumentado también desde la Isla a la comunidad de cubanos emigrados, especialmente los radicados en el sur de Florida, con muchos caminos para enviar paquetería a la Isla. El mercado negro tiene una amplia variedad de estos productos, pero sus precios son inaccesibles para las familias más pobres.

"Dependemos de la fumigación estatal porque no podemos pagar un spray antimosquitos a más de 3 CUC, que es la tercera parte de mi pensión mensual", detalla Maritza. "Por eso usamos este alcohol, que se puede comprar en las farmacias mucho más barato pero que no nos protege del todo".

Cientos de trabajadores de la campaña antivectorial han sido reubicados en otras tareas y en la Dirección Provincial de Salud llueven las quejas de los residentes en los barrios más castigados por la avalancha de mosquitos. Ante la falta de recursos, las autoridades están apelando a la disciplina de la población para que inspeccione sus hogares, una práctica conocida en el lenguaje burocrático como "auto focal".

En 2017, un año extremadamente seco en la Isla, se produjo una notable disminución de los casos confirmados de dengue

Un cartel pegado en la entrada de varios edificios multifamiliares de Nuevo Vedado llama a extremar las medidas, "combatir el mosquito" y "reportar de inmediato cualquier síntoma" de posible infección. Sin embargo, a diferencia de otras ocasiones, esta advertencia médica no viene acompañada con un calendario de fumigaciones en el área.

En 2017, un año extremadamente seco en la Isla, se produjo una notable disminución de los casos confirmados de dengue. Los contagios cayeron en un 68% con relación a 2016, según informaron en ese momento los medios oficiales. En ese período también decreció la transmisión del virus del zika y no se reportó a ningún paciente con chikungunya.

Debido a su clima húmedo, Cuba es un país propenso a la proliferación de estos arbovirus, una situación que se agrava durante el verano con las lluvias y una mayor movilidad de la población que aprovecha las vacaciones escolares para trasladarse entre provincias y contribuyen a propagar estas enfermedades.

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