La resaca del referendo
Regresan también con fuerza en las conversaciones los comentarios que quedaron suspendidos por el aluvión de consignas
La Habana/Después del domingo 24 de febrero y tras terminar el referendo constitucional, la cotidianidad parece haber entrado en una especie de impasse. En los muros, comercios públicos y vallas de la calle todavía se pueden ver los carteles pidiendo votar Sí con los que el oficialismo llenó cada rincón, pero también empiezan a desteñirse las consignas, a botarse algunos pasquines y a pasar la página de una tensión que duró meses.
Las colas frente a los consulados para obtener un visado continúan, en las calles la falta de aceite y la mala conectividad del servicio 3G de los móviles protagonizan las conversaciones, mientras que la votación por la Constitución suena a tema lejano y pasado. Terminada la propaganda electoral en los medios nacionales, los noticieros intentan rellenar los huecos de los llamados a la movilización y los completan con titulares sobre la producción de supuestos artículos que nadie encuentra en los mercados y con noticias sobre "el hermano pueblo bolivariano de Venezuela".
Ahora, regresan también con fuerza en las conversaciones los comentarios que quedaron suspendidos por el aluvión de consignas sobre las runas, el "voto por la Patria" y la ratificación de la Carta Magna. Vuelven las historias de gente que sigue durmiendo en casa de un familiar o un amigo porque el tornado de enero pasado le llevó la casa; el testimonio del cubano que desde la selva panameña le cuenta a su familia en la Isla cómo se van sumando compatriotas a esa caravana de cientos de migrantes rumbo a Estados Unidos y, también, las tradicionales críticas por la mala situación del transporte.
Pasada la borrachera constitucional, hemos vuelto a nuestro estado normal: la resaca de la cotidianidad.
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