Tupidos, sin agua, sucios y rotos, así son los baños de una escuela de La Habana
Los padres de los alumnos denuncian en las redes sociales la lamentable situación de los baños ante la falta de respuestas
La Habana/Cansados de plantear por años el problema, los padres de los estudiantes matriculados en la escuela José Luis Arruñada, en La Habana, decidieron denunciar en las redes sociales y en otros canales la lamentable situación de los baños. Tupidos, sin agua, sucios y rotos, los servicios sanitarios son uno de los tantos problemas del centro docente.
Durante varios cursos, la dirección de La Arruñada, como se le conoce popularmente, pidió paciencia y un voto de confianza para reparar las roturas que tenían tazas, lavamanos y urinarios. Pero las justificaciones y promesas se acumularon sin que apareciera la solución y los padres han tenido que financiar limpiezas y restauraciones puntuales, sin que a largo plazo la situación mejore.
"¿Cómo voy a exigirle al niño que se tiene que lavar las manos antes de comer si en los baños no hay agua y los lavamanos están todos rotos?"
La escuela, que recibe estudiantes de primaria y secundaria, se ha ido deteriorando en las últimas seis décadas. Pasó de ser un colegio gestionado por los católicos Hermanos de La Salle a formar parte de los centros estatales administrados por el Ministerio de Educación. En este tiempo el amplio inmueble, que ocupa toda una manzana, apenas ha sido beneficiado con algo de pintura y nuevos muebles escolares. Hace dos años cambiaron las tuberías viejas por nuevas de plástico pero eso tampoco significó una solución y los problemas de tupición continuaron.
"¿Cómo voy a exigirle al niño que se tiene que lavar las manos antes de comer si en los baños no hay agua y los lavamanos están todos rotos?", preguntaba una madre en la última reunión de padres realizada en la escuela el martes pasado. La interrogante flotó en el aire, hasta que otra voz se quejó porque su hija "llega todos los días de la escuela reventándose" de las ganas de orinar pues durante las ocho horas que pasa en el aula no se atreve a ir al servicio sanitario.
En los otros, de las antiguas baldosas del piso apenas se distinguen los colores por la mugre, las tazas están tupidas y las puertas de cada cubículo hace mucho tiempo fueron arrancadas y robadas
"Aquí siempre hay un cuento para justificarse pero mientras tanto los niños son los que tienen que soportar todo el día con las ganas de hacer sus necesidades por la cochinada que hay en esos baños", apuntó la voz con un dejo de cansancio, tras esperar por tantos años una mejoría.
De los dos baños disponibles para cuarto, quinto y sexto grado, solamente hay uno que funciona y malamente. En los otros, de las antiguas baldosas del piso apenas se distinguen los colores por la mugre, las tazas están tupidas y las puertas de cada cubículo hace mucho tiempo fueron arrancadas y robadas.
Ahora, por primera vez en décadas, las imágenes del deterioro y la desidia salen a la luz en las redes sociales, pero al menos tres generaciones de estudiantes han sentido el hedor que se acumula entre esos muros.
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