Los inspectores decomisan la mercancía o multan a los vendedores que no ponen etiquetas con los precios

Las calles de la ciudad de Matanzas se han llenado de vendedores ambulantes que intentan sobrevivir

El rostro de la fotografía es casi tan grande como el suyo, aunque el Apóstol, víctima del colorete con el que retocaron la imagen, tiene un color rosáceo, satisfecho, que hace rato no ven las mejillas del vendedor

Unas cajas de tomate frito de 500 gramos de marca española tienen un precio de 300 pesos

La razón de los inspectores: que al ser ambulantes no pueden estar quietos en un lugar

Los puestos operan bajo total ilegalidad, pero sus artículos son tan precarios y ajados que la policía pocas veces los reprende